Es momento de cambiarle la cara a la cocina pero no sabemos por dónde empezar. Quizá una buena idea es renovar los muebles. El problema es que cuando no contamos con tanto presupuesto no podemos llamar a un profesional que lo resuelva. Por eso, acá te proporcionamos las premisas fundamentales para que, al menos, cuentes con una guía que te ayude a recordar los puntos a tener en cuenta. A veces con pequeños detalles podemos lograr que cambie mucho.
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A vestir los espacios
Hay que observar mucho las tendencias. Adquirir revistas, mirar vidrieras y páginas de decoración por Internet para dejar volar la imaginación. Por supuesto que luego lo adaptaremos a nuestra economía y las propias necesidades. Y, como siempre, debe ser acorde al estilo del resto de la casa.
Hora de definir qué podemos hacer concretamente. Para esto debemos tener en claro cuáles son nuestros movimientos cotidianos y qué uso le damos a esa parte de la casa. ¿Es un lugar de encuentro de la familia? ¿Desayunamos o comemos allí? ¿Cocinamos mucho o pedimos delivery?¿Con cuánto espacio real contamos? Las áreas que vamos a tener que abarcar son: de guardado, de apoyo, la parte fría y los fuegos.
Otro punto por resolver es si queremos que sea un ambiente aislado del hogar o si deseamos integrarlo. Lo cual va a conceder más espacio. La tendencia europea es hacer las cocinas cada vez más grandes y fusionadas con el living, los ambientes casi no se delimitan. Claro que hay que tener en cuenta que debemos tener un buen extractor de aire para que los olores de la comida no invadan toda la casa.
En el caso de que se trate de una familia numerosa o que cocina mucho, entonces tenemos que pensar en una buena mesada de trabajo. También, de acuerdo a los metros de los que disponemos podemos optar por una isla, que a su vez puede combinar un sector de barra para los comensales.
Para los arquitectos y otros especialistas en la cocina existen algunas reglas de oro: una de ellas es que habría que formar un triángulo entre la bacha, el horno y la heladera. Esto permitiría que se vuelva mucho más cómoda y práctica. Pero no siempre se puede respetar, todo depende del formato del ambiente.
Es importante también contar con una buena superficie de apoyo cerca de las hornallas o el horno, ya que muchas veces debemos observar, sacar o poner la comida, y tenemos que contar con un lugar que nos facilite el sostén de las fuentes, ollas y sartenes.
Materiales. Igual que en los puntos anteriores, de esto va a depender el presupuesto. Pero es importante saber que hoy se usan más los materiales que no se estropean rápido, que además permitan una fácil limpieza y que otorguen un aspecto de pulcritud y prolijidad. Porque muchas veces optamos por el vidrio transparentes pero no somos ordenados a la hora de guardar la vajilla. Los muebles pueden ser de madera, laqueados, melamina o MDF. También se están usando mucho los de acero inoxidable, pero generalmente se combinan con otro material.
Respecto de los colores, hoy podemos encontrar prácticamente todos. Debemos tener en cuenta que los oscuros reducen y los claros iluminan; por lo tanto, amplían el espacio. Por otra parte, cuando hay pocos metros no tenemos que elegir enseres que se vuelvan pesados a la vista, como por ejemplo los rústicos o de estilo.
Hay que aprovechar al máximo todos los rincones. En general los amoblamientos son en L, en U o rectos. También existen esquineros, estantes especiales, barras para colgar y muchos otros recursos para que no desperdiciemos ni un solo centímetro de la cocina. Asimismo, tenemos que pensar en cuáles son los electrodomésticos que usamos más (por ejemplo, la tostadora, el microondas o la cafetera) para ver la ubicación conveniente y organizar mejor el espacio.
Más allá de la iluminación general de la cocina, si contamos con un ambiente no tan luminoso o se suele cocinar de noche, los muebles pueden tener espacio para poner artefactos de luz. Por ejemplo, una cenefa que destaque el plano de trabajo.
Un error bastante común es colocar la bodega en el sector de arriba. Sin embargo, es el sitio menos conveniente para conservar los vinos, ya que el calor del horno sube.
Las mesadas pueden ser de distintos materiales como el mármol, el granito, el acero o el Silestone (muy funcional y viene en todos los colores). Las de madera no son muy recomendables porque no suelen quedar del todo higiénicas. Es que las bacterias quedan entre sus poros y pueden contaminar los alimentos que se apoyen allí.
Las bachas para lavar los platos pueden ser simples o dobles. En el último caso se utiliza una para lavar y otra para escurrir la vajilla. La elección dependerá de la comodidad de cada dueño pero tampoco debemos olvidar la profundidad que nos convenga. Incluso, se puede hacer una doble desmontable que se convierta en una cuando la necesitamos.
Cajones y puertas. Una clara tendencia se inclina por reemplazar las puertas por grandes cajones, en los que no sólo se guardan los cubiertos sino también la vajilla, las ollas y hasta los especieros. Pero debemos asegurarnos de la calidad de sus guías para que sean bien confortables.